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domingo, 6 de julio de 2014

REALIDAD DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR LATINOAMERICANA VISTA COMO CIUDADANO DE COLOMBIA

     Entender e interpretar la situación actual de la educación superior o el concepto de universidad implica un ejercicio de reflexión que permita apoyarse en las tendencias actuales para proyectar el desarrollo del futuro, observar los cambios extremadamente fluctuantes del mundo y por ende las culturas.

     El desarrollo de toda universidad es normalmente una síntesis de fenómenos internos y externos. Dicha síntesis se expresa en aspectos tales como el currículo, la formación docente, la investigación, la extensión, el bienestar y el desarrollo administrativo y financiero.

     En lo interno el estado actual de la institución es el resultado de la tradición de trabajo académico y administrativo que se ha venido desarrollando y que normalmente se caracteriza por la ausencia de políticas explícitas que casi siempre son reemplazadas por directrices de trabajo que surgen de las labores cotidianas y las necesidades del momento, es decir que responden a las tendencias de la actualidad.

     Por otra parte consideramos que  toda institución educativa es indirectamente influenciada por los cambios económicos, políticos y sociales que ha sufrido el país en las últimas décadas. En este sentido toda institución educativa debe estar al tanto de las tendencias no solo del mercado, sino del desarrollo e innovaciones del conocimiento, a la transformación de la sociedad, a las incidencias de un mundo globalizado que plantea nuevos retos y amenazas pero que a la vez presenta enormes y significativas oportunidades.

     El campo de formación de docentes es un aspecto que se ha tenido abandonado en las universidades latinas. Lo poco que se ha realizado en este terreno no pasa de ser un conjunto de eventos aislados sin ningún nexo con los avances pedagógicos recientes. En general puede afirmarse que nuestros docentes carecen de formación pedagógica en el desarrollo de su desempeño, lo cual afecta la calidad de los procesos de enseñanza – aprendizaje y las relaciones docente – estudiante – conocimiento.

     Otro aspecto que ha sido aplazado en el desarrollo de las instituciones ha sido la investigación. Dicha actividad tradicionalmente se ha reducido a los trabajos de grado de los estudiantes, trabajos que quedan supeditados solo a eso, a ser trabajos de grado cuyo impacto social es poco o nulo, ya que se desarrollan como requisito más no como solución a situaciones o problemáticas; cuestión tal que si se llevara a cabo constituiría un gran semillero de acciones sociales, ideas de negocio y similares bastante significativo y traería consigo un mejor desarrollo del entorno en el cual impacta.

     Las instituciones de educación superior apenas empiezan a incursionar en proyectos institucionales e interinstitucionales que requieren de la vinculación de docentes a la actividad investigativa y de la asignación de recursos tecnológicos y financieros a la investigación. En esa perspectiva muchas universidades han decidido crear nuevas estructuras de investigación con el fin de fortalecer dicha actividad y responder a las demandas que hace la sociedad en ese sentido.

     La proyección social es otro aspecto clave en el desarrollo de una institución de educación superior, esta función no ha sido ni muy amplia ni muy explícita  en nuestra sociedad y en muchos casos se asocia con las prácticas de los estudiantes en las cuales prima más el interés académico descontextualizado de las demandas sociales de la comunidad, son casos aislados en los cuales pudiéramos evidenciar el impacto social de los programas universitarios en las comunidades. En cuanto tiene que ver con el bienestar universitario éste tradicionalmente se ha centrado en acciones relacionadas con estudiantes. En este sentido se requieren nuevas concepciones que se traduzcan en actividades con mayor trascendencia e impacto sobre la comunidad universitaria, que apoyan la conformación y el fortalecimiento de una comunidad académica a partir de la prestación de servicios para todos los estamentos de la institución que respondan a las expectativas de proyectos de vida con soluciones concretas.

     Los cambios sociales, políticos, económicos y culturales que han experimentado los países de América Latina constituyen verdaderos retos para la educación superior y plantean cambios sustanciales acerca de sus funciones tradicionales de cara al desarrollo de la región.
    
     En todos los países de América Latina, dado que los gobiernos han acumulado un creciente déficit fiscal, la inversión pública ha venido disminuyendo en educación, de hecho se estima que la proporción de la inversión por estudiante cada año es muy baja más aún si se estableciera un comparativo con otras culturas, países o sociedades.

     Frente a estos hechos la universidad latinoamericana, con sus matices y diferencias culturales trata de responder a las demandas que provienen del gobierno, de la industria y de la empresa con un proceso descontrolado de masificación de población y de diversificación de servicios. Adicionalmente la universidad trata de reubicarse en el mundo de la globalización buscando asumir un papel cada vez  más significativo para el desarrollo de la región, haciéndose más competitiva.

     En Colombia el Estado ha fomentado la creación de instituciones privadas y ha presionado a la universidad pública para que busque nuevas fuentes de ingresos y aumente la cobertura con lo cual se ha desencadenado una avalancha de programas de bajo costo y dudosa calidad.

     El problema de la calidad gira en torno a una serie de factores, tales como el descrédito de las prácticas pedagógicas, la poca investigación, la proliferación de instituciones llamadas de absorción de demanda que se conocen como universidades de garaje, que se consideran fábricas de títulos a bajo costo, con fines de lucro, de propiedad cerrada y carreras de alta demanda.

     Así mismo, otros fenómenos tienden a empeorar la situación, tales como el reducido número de posgrados y los altos costos de estos, y el descontento de las empresas con la formación de profesionales que acuden al mercado laboral. Otro problema de gran importancia en América Latina tiene que ver con la relación de la universidad con la sociedad y con el sistema productivo. El desarrollo industrial de América Latina se ha apoyado principalmente en la adquisición y transferencia de tecnología extranjera. Adicionalmente los países de América Latina no han adoptado políticas claras en materia de desarrollo científico y tecnológico en las cuales las universidades puedan asumir un papel protagónico.
     A nivel de educación superior surgen nuevas demandas por parte del Estado y del sector productivo en los campos de la ingeniería, la economía, la administración y la contaduría, estableciéndose diferencias con los años 50 donde la mayor parte de los estudiantes aspiraban a escuelas o facultades de medicina, derecho, es decir, profesiones eminentemente tradicionales.

     El proceso de modernización en Colombia ha estado marcado por su carácter aleatorio y desigual permeado por un alto índice de violencia y en un marco de diversidad cultural y enfrentando una topografía agreste y traicionera y un clima inestable y adverso.


     En parte debido a las anteriores circunstancias se puede concluir que la educación superior en Colombia se ha configurado vertiginosamente como un mosaico en cuanto a su ubicación, tamaño, organización, composición social, modalidades, jornadas, carreras y programas.

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